Para transportar energía eléctrica a
grandes distancias evitando las pérdidas y maximizando la potencia
transportada hay que elevar la tensión de transporte.
A mayor tensión, menor intensidad y, en consecuencia,
menor pérdida energética, lo cual es muy importante si se toma en consideración
el hecho de que las líneas de alta tensión suelen recorrer largas distancias.
Además contra mayor intensidad haya se necesitarán conductores de mayor
sección y con un mayor peso por unidad de longitud.
Por todos estos factores, se eleva la tensión de
transporte, reduciendo la intensidad y abaratando los costes de transporte.
Se argumenta que las líneas de alta tensión afectan el
medioambiente y a la gente que vive cerca de las líneas de transmisión, por la
radiación emitida. Por otro lado, dicha contaminación electromagnética permite
el ahorro económico a las empresas u organismos de distribución eléctrica de
transportar la potencia a una tensión elevada. En algunos países se compensa
económicamente a la gente que vive bajo o en las inmediaciones de las líneas de
alta tensión, por el argumento de que los tejidos orgánicos de las personas y
seres vivos pudiesen ser perjudicados por los campos electromagnéticos
provocados.
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